Sobre la experiencia poética
«El tao de la poesía» se dirige a todo el mundo, a los locos de la poesía, a los aficionados a ella, a los interesados tanto en leerla como en estudiarla, especialmente a quienes la poesía intimida vaya uno a saber por qué.
Rachid Lamarti
Tamsui, 24 de febrero de 2022
.·. He escrito «El tao de la poesía» PARA
traer a colación y antologar poetas, poemas y versos que me han enseñado a ver el mundo (¿las cosas?) de cierto modo.
Para triangular poesía, taoísmo y ciencia, o resaltar (más bien)
sus nexos, puentes, sintonía. De ahí que adopte conceptos
comúnmente no vinculados a la poesía como tao, xuan,
fractal, punto de tangencia o singularidad.
Para subordinar misticismo, ciencia y artes a la poesía. Así, El Tao Te Ching, la música de John Coltrane, la pitagoría a2 + b2 = c2, el cine de Wong Kar Wai, la xilografía El sueño de la esposa del pescador, siendo expresiones de índole muy diversa, comparten un principio común: la poesía.
Para contribuir al empeño de no pocos poetas: disociar poesía de poema.
Para meditar sobre susodicha disociación.
Porque uno ve un perro cruzar la calle, ladrar, rascarse el hocico
y cree que no le incumbe. Pero lo hace, en la medida en que forma
parte de cuanto percibe y también de cuanto no percibe, es decir,
de todo lo que ocurre.
Porque el Tao Te Ching, la física cuántica y el verso «el tigre es un jardín que juega», a mitad del poema Los amantes, ponen de manifiesto que todo cuenta, aun cuando no siempre (apenas, casi nunca) resulte obvio.
Hay otras razones, probablemente de menor calado, que me salto,
o que no recuerdo con claridad, aunque saltándomelas quizá
queden subrayadas.